El caso "@Davit_Benjamin" tiene varias aristas.
1. Cometió un error periodístico. A través de su cuenta de Twitter @Davit_Benjamin, en cuya bio se definía como "periodista", aseguró --y con signos de admiración-- que Magaly Solier, la que todos conocemos como actriz peruana, había muerto en un accidente. La noticia resultó ser inexacta. Una Magally Solier murió, pero era otra persona. No confirmó sus datos y cometió una patinada terrible.
2. Perjudicó a su marca. Tras conocer la información, todos quería saber más de la supuesta muerte de Solier, así que hicieron lo lógico: buscar al informante para saber si la fuente de sus datos era real. @Davit_Benjamin había puesto en su bio de Twitter el link a su cuenta de Facebook. Allí, los que fueron aceptados como sus "amigos", comprobaron(mos) que trabajaba en Canal N pues eso decía en su descripción. Cuando se supo que la noticia era "fake", muchos en Twitter lo identificaron con el canal.
3. Provocó críticas gratuitas a su medio y a su jefe. Cuando el rumor estaba a punto en convertirse en noticia, salió la supuesta muerta a criticar a la persona que soltó el dato erróneo y no solo lo amenazó públicamente, sino que --como todos-- supo en qué medio trabajaba y lo criticó duramente, y también a su jefe. Luego la artista afectada se solidarizó con el ya despedido periodista, pero eso no cambió la ola negativa que ya había provocado.
4. Era practicante. Tras el escándalo, @Davit_Benjamin anunció que era practicante, que tenía tres semanas trabajando y que lo habían despedido. La propia afectada dijo que "de los errores se aprende" y que no debieron botarlo, y decenas de personas que se habían ensañado con él ahora consideraban injusto su despido. ¿Debieron permitirle conservar su trabajo? Quizás sí. Esa es una decisión que dependía de variables internas. En todo caso, de su caso se tiene que sacar una lección. Solo queda aprender.
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