13 enero 2010

La transición del papel a la web. Testimonio

Oficialmente he pasado de ser un "periodista de papel" a un "periodista digital". No haré listas, solo daré un breve testimonio.

Vía 233grados.

Lo primero que me sorprendió es lo natural que he sentido el cambio. Hasta diría que me hubiera gustado que sea más complicado para sentir menos vergüenza por mis temores iniciales y por los de los colegas que todavía los tienen y tendrán. Vamos, no es la gran cosa. Solo un nuevo trabajo, con todo lo que eso implica.

Ser periodista on line no es estar las ocho horas (teóricas, siempre) de tu turno navegando en internet. Hay noticias que requieren tu atención al 100% para mandar la alerta, verificar más fuentes, escanear las webs, el Facebook, el Twitter, etc., para tener a tu usuario lo mejor informado posible cuando este lo requiera. Por ejemplo, la cobertura del lamentable terremoto en Haití. Pero otras noticias requieren de la paciencia del reportero de diario, que no de lentitud. Como decía Bastenier, hay dos tipos de gente en las redacciones: los rápidos y los que no son periodistas.

Requiere paciencia y tranquilidad para llamar o entrevistar en persona a las mayores fuentes que puedas --o tengas, o encuentres--, cruzar la información, buscar --tú mismo, eso sí-- la mejor foto; en nuestro caso, cuidando mucho de no violar los derechos de autor de algunas agencias... de nadie en realidad, solo fotos autorizadas.

Requiere compañeros, un equipo de trabajo. Difícil hacer una buena redacción solos. No imposible, obvio, sino no existirían periodistas bloggers exitosos. Pero es mejor si tienes gente que te respalde, que revise las fuentes de noticias on line o llame a alguien mientras tú escribes la nota, por ejemplo, pues las noticias suelen tomar giros rápidos e inesperados. Eso los sabemos todos desde que tenemos dos minutos ejerciendo la profesión.

Ser periodista on line es pensar en la araña de Google. "La araña es tu Dios", decía Cervera. Los titulares y la información deben estar escritos pensando en tags (etiquetas) que luego serán encontradas por los buscadores. De los decenas que hay, Google el más importante, seguro.

También se necesita aprender a escribir porque nos ayudará a desarrollar "orden" a la hora de contar los hechos, y ese "orden" también lo seguiremos --inconsciente o conscientemente, como una fórmula o como una estrategia, no discriminemos-- para narrar cualquier tipo de historia, en audio o video. El uso de las herramientas multimedia, cámaras de video, de fotos, grabadoras de audio y editores de audio y video solo requieren de unas horas de capacitación, ganas de aprender y algo de práctica.

Hay que volverse impermeables a las etiquetas. Muchos pueden decir que son 'amarillos', pero seguro serán los mismos que se interesaron en todo lo que hicieron Nataniel y Erick Elera en estas semanas, o, a otro nivel, en los líos entre Marisol y Christian, o, si prefieren, en el supuesto hijo de Alan García. Al final todo es lo mismo. La curiosidad por saber lo que hay debajo del 'papel periódico' siempre la tendremos. Pero está en nosotros también el deber de decir la verdad sobre lo que vimos, en contar los detalles que no lastimen privacidades, en analizar porqué rayos hay un cadáver, y en encontrar una voz que nos diga qué hacer para que no vuelva a ocurrir, por ejemplo, o por lo menos que explique la gravedad del asunto, a ver si aprendemos de eso. Debemos buscar el equilibrio entre la información de entretenimiento y la información 'seria'. Ambas pueden convivir juntas y pueden desarrollar una relación de simbiosis.

Y, finalmente, también hay un negocio detrás. Hay que buscar constantemente formas de hacer que el periodismo sea rentable. Copiar y mejorar modelos, buscar nuevos, probar, equivocarse seguramente --hasta donde te lo permitan--, y tratar de encontrar en medio de todo esta vorágine la excusa perfecta para hacer buen periodismo, que sí se puede.

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